Nos lo habían recomendado enfáticamente y nunca conseguíamos mesa.
Decididos a conocerlo hicimos la reserva el día anterior-
Si bien la especialidad es el sushi, queríamos probar algo diferente.
Ricardo pidió un Yakimeshi de salmón, que se lo sirvieron con un muy rico caldo con tofu.
El salmón fresco estaba desmenuzado artesanalmente y el arroz en su punto justo.
Por mi parte pedí un Yakimeshi de camarones que me resultó simplemte exquisito.
Para el postre elegimos un helado de sésamo y un helado de jengibre. Dos gustos distintos ideales para completar la noche.
El ambiente es sencillo, la atención esmerada, los camareros conocen los platos a la perfección y hacen sugerencias muy acertadas.
Un buen lugar para disfrutar de la verdadera cocina japonesa a precios muy razonables.
Solo con reserva previa
