Tuve la oportunidad de recorrer los puestos instalados en la Av. de Mayo entre Perú y Bolivar y recordar los sabores de mi abuela Aniceta, la vasca, la sabia, la que tenìa un refrán para cada ocasión.
Las propuestas gastronómicas incluían arroz con calamares, chorizo a la sidra, rabas, pinchos, tortillas, quesos, salames, cantimpalos, dulces, chocolates, trufas entre otras opciones.
Los precios bastante accesibles y a pesar de que habìa mucha gente, se circulaba con comodidad.
Pude disfrutar la música que me llevó al patio de mi casa cuando tenìa 6 años y Aniceta me cantaba los recuerdos de su Bilbao natal.
Presenciamos una Tamburada, práctica característica de los vascos, que ironizaban las marchas militares de la época franquista.
Los trajes típicos, las boinas, las banderas flameando con sus colores rojo, blanco y verde, la alegrìa de un pueblo muy sufrido.
Una buena iniciativa para conocer otras culturas y tener oportunidad de conectarse con las raìces.
Este domingo celebramos al paìs Vasco, para mí fue una tarde con gusto a infancia y nostalgia de mi abuela.
