Ambos conocíamos el pueblo pero hacía muchos años que no íbamos.
Nos alojamos en una posada, nada del otro mundo y nada para recomendar.
Sin embargo el pueblo nos dejó encantados. Nos sorprendió encontrarnos con un lugar muy tranquilo y seguro con muchos atractivos para descubrir.
Fuimos al Museo Las Lilas en homenaje al famoso pintor Florencio Molina Campos y nos quedamos deslumbrados con el nivel de la exposción con sus cuadros y el audio visual contado por el gran Luis Landriscina.
El sábado por la noche pudimos participar en el patio del museo de una peña con excelentes invitados entre los que para nosotros se destacó el grupo de tango La Grela.
Me encontré con la muy grata sorpresa: en dos lugares gastronómicos frente a la plaza principal, Bar El Tokio y Bar Mitre ofrecen menú para celíacos con tartas, panes especiales, fiambres aptos y delicias dulces como pasta frolas y un cheese cake de frutos rojos que estaba soberbio.
La opción de alojamiento es muy variada y hay para todos los presupuestos.
Cuando estén pensando en un fin de semana para descansar y disfrutar, tengan en cuenta esta opción.
