noviembre 02, 2015

Los fuegos





Comparto otro cuento de mi libro La rueda de la vida.
Que lo disfruten



Se encendió la fogata. Me quedo mirando extasiado cómo crepitan las llamas, cómo suben y bajan en una danza rítmica. El fuego me apresa en su juego de calor y color. Siento el olor del eucalipto que inunda la noche mientras las estrellas se asoman entre las nubes de una oscuridad calma, armoniosa y plácida.

Al mismo tiempo el contraste de otro fuego me atrapa. Uno que arde con furia y cuyas llamas bailan una danza frenética peleando por escapar, por respirar el oxígeno que las alimenta, que las aviva hasta volverse incontrolables. Un momento eterno y arrollador me ahoga y desencadena en mí una escalada que pareciera imposible de frenar. Este otro fuego me espanta, me atormenta. Mi rostro enrojece, mis ojos brillan encendidos. Permanezco inmóvil sintiendo cómo me arrasa y devora. Fuego contenido desde hace tanto tiempo que ya ni recuerdo, retenido por temor a la imposibilidad del retorno, por terror a la explosión, al descontrol, al delirio.


El cielo se cubre de nubes, el viento y el fuego entablan una lucha feroz. Súbitamente una lluvia intensa y fría cae implacable, se oyen los truenos y los relámpagos encienden la noche. El frío del agua choca con mi cuerpo hirviendo y me alivia. Me estremezco por el contraste. La fogata se va extinguiendo bajo el agua. Lentamente recupero el control, mientras los fuegos se apagan. Una vez más puedo dominarlo y escapar de la locura.